hoy, cariño, ha sido el mejor día de toda mi vida. llevo esperando este momento desde que te conocí, aquella fría y húmeda noche de invierno. ya hace casi nueve años de aquello, pero lo recuerdo como si fuera ayer: tu mirada, tu sonrisa, el abrigo marrón que llevabas puesto. casi puedo recordar la textura de aquella servilleta sucia donde apuntaste tu número de teléfono antes de despedirte. debo confesar que estuve pensando en ti durante días y noches enteras, sin descanso, hasta que decidí llamarte y tú decidiste contestar el teléfono, aunque con el tiempo me di cuenta de que no es algo propio de ti.
hoy, sentada en la cama (nuestra cama), con mi vestido de novia puesto, miro mis manos y pienso en ti. veo las manchas rojas en mi falda de tul, que brotan como claveles en un día soleado de primavera, y pienso en ti.
¿cómo iba a ser posible llegar a querer tanto a alguien? ¿cómo podía demostrarte esta cantidad inconmensurable de amor, de adoración, de deseo que arde dentro de mí y quema mis entrañas? quiero que sepas que he hecho todo esto por ti, por nosotros. porque debe quedar constancia de lo que siento y de la enormidad de todo esto.
a partir de hoy, por fin podemos yacer juntos por el resto de la eternidad, sin nada ni nadie que pueda separarnos, que pueda alejarte de mí. nuestro cariño es manifiesto ahora.
no puedo evitar quedarme absorta mirando tu rostro impasible, tan perfecto como siempre, tan tranquilo como nunca. es hoy, el día de nuestra boda, el día que te entrego mi alma y todo mi ser, el día que esta hoja va a hacer brotar nuestra sangre, unida como dos ríos que se entrecruzan para llegar al mar y ser uno solo.
te amo, nunca lo olvides.
No hay comentarios:
Publicar un comentario